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Las artes escénicas como refugio cálido del pensamiento crítico

Tras la función de “La pardela cenicienta” en El Galpón de las Artes se vivió una noche de encuentro única y necesaria ante tanta hostilidad.

Por Ali Rodriguez Martín para El Galpón de las Artes |

Estar. Ser parte. Compartir. Son rasgos extraños en tiempos de tanta competitividad y brutalidad. Aún así, El Galpón de las Artes sigue siendo testigo latente de que el convivio teatral es necesario. El sábado pasado se vivió una noche muy especial con la presentación de “La pardela cenicienta”, una obra sensible que expone la crudeza del mundo y las claves de resistir con la fuerza de lo colectivo sin perder la ternura.

Sin barreras de boletería, cruzamos también las fronteras de mercado para recordarnos que ustedes no son nuestros clientes. Son espectadores. Somos comunidad. Fratria. Familia. No jauría

expresó Claudia Balinotti al finalizar la función.


La noche fría como antesala del invierno en Mar del Plata y la decisión de ir a una sala de teatro a compartir una obra “le da entidad a este arte escénico, que necesita del encuentro. No sabemos quién hospeda a quién ¿Hospeda la obra o el espectador?” sembró como interrogante Balinotti.

Asimismo, durante el momento donde se dialoga con el público, se revalorizó el intercambio con grupos como “Esto que somos” y, particularmente con “La pardela cenicienta” dirigida por Rosita Pelaia. Si bien es una grupalidad local no deja de ser un cruce de fronteras, no por lo geográfico sino por el aprendizaje que se da al dialogar con otras grupalidades y sus búsquedas.

Para finalizar, Claudia Balinotti graficó que actualmente en El Galpón de las Artes producen 9 grupos. “Somos más de 90 personas entre artistas, técnicos y trabajadores, es por eso que defendemos con fuerza al Instituto Nacional del Teatro (INT) y rechazamos su cierre. Porque sin su apoyo -fiscalizable, transparente – espacios como este no existirían. Esa cooperación solidaria permite que sigamos creciendo, sumando tecnología, y también sosteniendo funciones sin una entrada fija”, subrayó la docente, actriz, dramaturga y directora.

“Defender el teatro es defender nuestros derechos. Es no perder el calor ni el pan. Gracias por estar. Sigamos abrazando el arte. Sigamos siendo comunidad”, concluyó la artista. Tras el cierre, el elenco invitó al público a encontrarse en un baile o un abrazo que le dio un cierre a la función.

Las palabras del final no pasaron desapercibidas, la receptividad de las y los espectadores fue conmovedora e instantánea. La gran mayoría, antes de irse de El Galpón de las Artes se sumó a la iniciativa para firmar el petitorio contra el desfinanciamiento del Instituto Nacional de Teatro (INT) para que llegue al Congreso la defensa de la actividad independiente, en busca de que se revierta la medida. Docentes y artistas de otras localidades como Ramos Mejia, Villa Gesell y Mar Azul compartieron cómo sus espacios se están viendo afectados y la importancia de seguir trazando redes entre diferentes colectivos para que el arte siga resistiendo. Ante tanta hostilidad, el ánimo también se contagia y más que nunca hace falta para estar, ser parte, compartir y construir.